Una mirada a la economía informal en Medellín
Por donde se camine, por donde se mire se encuentran trabajadores informales, rebuscadores, seres quienes en su mayoría buscan subsistir, mejorar su vida porque han quedado por fuera, o han querido estar por fuera del sistema económico, de sus requisitos, imposiciones e impuestos. En Colombia según el censo hecho por el DANE, en 23 ciudades principales y áreas metropolitanas se presentan en promedio un 48,0% de actividades económicas informales. Estas son 3 historias en tres clases sociales.
Yeferson Cala
Sebastián Álvarez
Lenardo Arango
Estas son solo tres historias de distintas clases sociales que vieron en la informalidad una oportunidad para cubrir sus necesidades económicas e ir creciendo, dos de ellas ven la informalidad como la mejor opción, la otra la vio como algo pasajero.
Acá los protagonistas son hombres, porque son ellos los que ocupan un porcentaje más alto en la informalidad, esto podría ocultar una situación peor con relación a las mujeres: dependencia económica de ella con los hombre y es que las mujeres son 740 millones de los 2.000 millones de trabajadores informales de todo el mundo según el informe "Mujeres y hombres en la economía informal: Una imagen estadística".
También vemos que el trabajo informal está presente en todas las clases sociales, pero en las clases altas es más fácil y rentable formalizarse o emplearse formalmente, ya que estas personas acceden más fácil a contactos, tienen más y mejor educación, más facilidades económicas en sus entorno familiares y en sus grupos de amigos, además en su mayoría no trabajan solo para solventar las necesidades básicas sino para mantener un estilo de vida, subir o mantener un puesto en la sociedad.
El trabajo decente es lo que buscan todos y eso va más allá de las condiciones del lugar de trabajo, de las herramientas y tecnología usada, del ambiente laboral, de la infraestructura y del pago.
Según la OIT el trabajo decentes es la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las decisiones que afectan sus vidas, y la igualdad de oportunidades y trato para todos,
mujeres y hombres.
Al parecer muchos empleadores formales y legales no ven el trabajo como una oportunidad de desarrollo compartida y someten a sus trabajadores a jornadas largas y extensas, a pagos inferiores a los que la ley les obliga y no reconocen los derechos que por años han luchado y ganado los defensores de los derechos del trabajador.
Cosas sencillas como almorzar a una hora adecuada, con tiempo suficiente para poder descansar entre jornadas del día y jornadas anuales, vacaciones, las pocas consideraciones para los empleados que tienen que atender compromisos familiares, especialmente de sus hijos cuando se enferman o cuando necesitan ser representados en su estudio harán que los empleados no se vayan a la informalidad.
El acoso laboral también lleva a muchas personas a que abandonen el mundo formal y emprendan nuevos negocios en lo informal.
Florence Bonnet y Vicky Leung, dos de las autoras del informe: "Mujeres y hombres en la economía informal: Una imagen estadística", señalan que aunque no todos los trabajadores informales son pobres, la pobreza es tanto causa como consecuencia de la informalidad.
Los hombres acceden más fácil al empleo 63,0%
y las mujeres acceden en un 58,1 %, tanto en países en desarrollo como emergente.
De 2 mil millones de trabajadores informales, 740 millones son mujeres y esa disparidad tiene razón en China y Rusia.
En la gráfica anterior vemos en % la cantidad de horas que trabajan las mujeres en empleos formales e informales según el estudio de la OIT, Mujeres y Hombres en la economía informal: Un panorama estadístico.
Fuente: Mujeres y Hombres en la economía informal: Un panorama estadístico.